Hoy es 16 de septiembre del 2018, dentro de 260 días exactamente, serán tres años del día que me hablaste por primera vez.
Tan poco tiempo y a la vez tantos días escuchando al viento susurrar tu nombre, y ahora que ya no lo escucho, no sé si será real o solo fueron mis imaginaciones de un corazón enamorado de lo nuestro.
Tan efímero como suena, te dije que te amaría hasta la eternidad, y ahora que ha pasado algo de tiempo, y la luz del amanecer ya no tiene el color de tus ojos, ya no te amo como dije que lo haría en algún tiempo.
Y es que tal vez es verdad, y lo eterno a veces, solo dura segundos, un suspiro, un último aliento antes del primer y único beso.
Que humano y mortal fue nuestro amor tan inmenso, que ayer respiraba tan fuerte y tan valiente, y hoy, apenas horas después, no le queda nada de fuerza y ya se ha muerto.
Y es que el recuerdo de nuestros cuerpos abrazados, pecho con pecho, con el corazón latiendo al mismo ritmo desde adentro, no sé si sucedió o solo fue un bonito sueño, era tan perfecto.
Ahora, que mi corazón ya no grita tu nombre cuando late, sé que lo nuestro fue bonito en mi cabeza, pero no tan real como hubiese querido que fuera.
Y es que realmente, nuestros labios nunca llegaron ni a rozarse, ni nuestros cuerpos se abrazaron con pasión, ni tus ojos fueron del color del amanecer de un día cualquiera en febrero.
Qué triste, ¿no crees?, ¿tanto amor?, ¿Y solo ser un sueño? Aunque tu si eres real, pero lo nuestro nunca lo fue.
