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No cabe duda que los hechos de corrupción en la administración del erario por parte de muchos servidores públicos en Colombia, han  sobrepasado todos los límites; sin ética, sin moral, sin vergüenza y sin decencia se saquea sin temor y sin recato el bolsillo nacional.  Por más doloroso y hasta deshonroso que sea saberlo y fiscalizarlo, todo esto sucede ante los ojos desorbitados de una justicia pletórica de normas y leyes ambiguas y maliciosas que, de la misma manera que sirven para castigar son útiles para absolver, pero la autoridad inmersa en su mal proceder, sucumbe ante el poder del corrupto de turno. 

Cada día un escándalo superior tapa el del día anterior… y así se extiende este mal a todos los sectores de inversión del estado y se prolonga en el tiempo haciendo imposible aniquilar este crimen que obstruye y retrasa el progreso de la nación, menoscabando la calidad de vida de todos y ante la impotencia, repugnancia y complacencia de toda la sociedad.

Investigadores de todas las especialidades buscan una explicación para este mal que, superado y excedido ya todos los males, se está arraigando de tal manera que más bien parece constituir el ADN de la sociedad y representa la grave amenaza de convertirse en la génesis nacional.  En fin, los argumentos de esta novela de terror son tan incontables como sus protagonistas.  Qué la moral, qué la ética, que los principios; qué la universidad, que la casa, qué la iglesia; qué el ejemplo, qué la impunidad…  No sé, tal vez sean todas, quizás ninguna o de pronto algunas; lo cierto es que este mal devasta a la sociedad en general y solo de la sociedad en general tiene que extraerse la vacuna, porque allí está su núcleo.  No es creíble porque no es posible que exista un líder político, de algún partido político, de alguna tendencia política que nos salve de esta hecatombe nacional.   Esta tarea le corresponde a la sociedad, a nadie más.

Bien, se habla entonces de la sanción social, lo cual suele entenderse como el castigo del votante, es decir, no votar por algún personaje implicado en un tema de corrupción.  Sin embargo, aún desde la cárcel, estos líderes políticos tienen el poder y la capacidad para movilizar a sus votantes y direccionarlos hacia su candidato particular.  Estimulado por todo tipo de dádivas, el votante corruptor elige al político corrupto, quien más tarde va a recuperar esos regalos.  Comprar y vender un voto las dos caras de la corrupción; por tanto, votado y votante, los dos  únicos responsables del pernicioso mal que perjudica a todos y de la cual todos se benefician en tiempos distintos y en circunstancias diferentes…  Compra un  voto el mismo corrupto que llega a dictar las leyes que luego debe cumplir y vende su voto el mismo corruptor que después va a condenar la corrupción.  Corrupto y corruptor se generan y se sostienen el uno al otro; se devoran y se apetecen mutuamente dentro de la misma sociedad justiciera y maliciosa que a ambos venera y a los dos condena.    

 

Cuál de las dos partes ha cometido el mayor delito? Cuál de los dos implicados amerita una mayor pena?...  Sin vergüenza y sin prudencia, la sociedad duramente censura al corrupto mientras tanto defiende con vehemencia  al corruptor, sin la consciencia de madre que a ambos  parió y solita ella los amamantó… Sociedad injusta pero justiciera…

 

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