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El mundo convulsiona nuevamente.
Y veo una guerra que se acerca.
No entiendo la necesidad de algunos,
De presionarnos de una manera terca. 

Se meten en todos los rincones,
Cual plaga que asola el planeta.
Quisieran tener el control de todos,
Y gritan que “Democracia” es su meta.

Yo ya he visto el ejemplo de aquello,
Y todos somos testigos de lo que pasa.
Buscando controlar tu mente,
En cárcel convierten tu propia casa. 

Y viven comparándose con otros,
Y resaltan del contrincante las maldades,
Cuidando de callar las suyas,
Ocultando de todos sus verdades. 

Cinismo desbocado es lo que veo.
Cinismo que no tiene ton ni son.
Cinismo que ahoga nuestra mente.
Cinismo que daña cada generación. 

Pregonan sólo odios y terrores,
Resaltan del nacionalismo los colores.
Subrayan que por tu bien ellos luchan,
E inundan el mundo de horrores. 

Y justifican sus propias maldades,
Llevados por del dinero el cinismo.
Destrozan de todos los hogares,
No les importa ningún nacionalismo. 

Te engañan y te usan diariamente.
Te mienten sin tapujos a la cara.
Escupen hasta el fondo de tu alma,
Te utilizan hasta que no quede nada. 

Y cuando ya te vean despojado,
Te apartan del camino sin miramientos.
Y pobre, si no tienes una familia,
Que te acoja, cuando te desechen ellos.

Son personajes calificados de humanos,
Que de humano no tienen ni el alma.
Se han convertido en una maldita plaga,
Que asola el planeta y la calma. 

Te obligan a odiar a tus vecinos.
Te muestran sólo la maldad del mundo.
Te enseñan a recelar de tus amigos.
Te engañan que tu mundo es inmundo. 

Te hablan desde tribunas y pantallas.
Te llenan de promesas la cabeza.
Y te regalan unos pocos pesos,
Para que contra ellos no abras la jeta. 

Para que los vitorees todo el tiempo.
Y que aclames todas sus palabras.
Y que ignores sus falsas promesas,
Y que no intentes a las mismas buscar fallas. 

Eres perfecto para ellos y te quieren.
Siempre y cuando tu cerebro no utilices.
Siempre y cuando a ellos vitorees,
Y los complazcas a ellos con creces. 

Se multiplican como la langosta,
Ya dominaron todas las naciones,
Están en todas partes, y en tu casa,
Por nosotros cerrar los corazones. 

¿Te quejas por su existencia?
¿Pides socorro de ellos a quién sea?
¡Pues revisa tu propia conciencia,
Tú eres culpable de que sucediera! 

Por creer en una utopía,
Tu responsabilidad dejaste de lado.
Y entregaste tus decisiones a unos pocos,
Que a su antojo las han manejado. 

Ya es hora de que entiendas que la vida,
Radica en el libre albedrío.
Al entregar tus decisiones a terceros,
Has sellado tu propio destino. 

Así que no te quejes de aquellos,
Que hoy te están utilizando.
En su existencia, tú eres responsable,
Y no hay que tratar de justificarlo.

Si quieres retomar las riendas,
Recuerda lo que alguien te enseñara:
La vida es tuya para vivirla,
A nadie tú le debes nada. 

Miércoles, 19 de junio del 2013

 

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