SI PUDIERAS VERTE
Si pudieras verte, casi emancipada,
al permitirle a tus ojos ser portadores
de las palabras que silencia tu boca
y descubren el secreto que celosamente abriga tu pecho,
y del beso que ayer silenciaban tus labios y que hoy
apenas se atreven a murmurar como un temeroso susurro clandestino.
Si pudieras verte, tan iluminada,
tu mirada, tu sonrisa, tu respiración,
al escuchar desde tu ansiosa atención las frases que mi alma desgrana
al jurarte, tan amparado en el vuelo de aquellas,
esas ausentes golondrinas de Bécquer,
que como yo te quiero nadie te ha de querer.
Si pudieras verte cuando me miras
y recorres mis gestos y mis voces
mientras devano tu ovillo de vacilaciones,
encadenado a la dolorosa incertidumbre de ser sin estar o estar sin pertenecer;
amando de lejos y sufriendo de cerca.
Si pudieras verte quizá entenderías
por qué, a pesar de todo, aún no me he ido;
por qué mi hoy frágil y abrumada esperanza, deliberadamente y sin dudarlo,
se anima a mantenerse en pie, y por qué, además,
y aún más a su pesar, alejarme pueda ser la única respuesta posible.
Si pudieras verte como te ven mis ojos;
Si pudieras verte como te presiente mi alma,
comprenderías que no es necesario que un día
te llegue a faltar el aire para saber
que no puedes vivir sin respirar.
