SÓLO TE PIDO
Sólo te pido un minuto de tu ausencia
para que salves de la cruel melancolía
esa, tu alma, que sucumbe día a día
en la prisión que ha fabricado tu conciencia
desde la cual hasta me has dado indiferencia
cuando la culpa te doblega en su agonía.
Sólo te pido rescatar los sentimientos
de entre las garras pretenciosas del olvido
esas que acechan tu coraje malherido
y precipitan el tenaz padecimiento
que ha de trocar en espontáneo sufrimiento
aquel soñar que centellea en tus latidos.
Sólo te pido un minuto de tu hastío
para que rompas las cadenas asfixiantes
que te contienen en las horas culminantes
y te lastiman al privar de tu albedrío
la libertad que has condenado a ese vacío
donde no hay rumbo que te impulse hacia adelante.
Sólo te pido que no ignores la riqueza
que significa ser capaz de enamorarte,
de haber logrado construir como estandarte
esa esperanza de que, ajena a la tristeza,
tu reconstruyas tu vivir con la entereza
que da el derecho a ser feliz, sin entregarte.
Sólo te pido un minuto de osadía
porque no esperes el futuro cual mendigo
ni como aguarda un condenado su castigo.
Debes hallar en tu interior la melodía
que se acompase al ritmo de la rebeldía
y te permita disfrutar tu amor conmigo.
Sólo un minuto, como un mar embravecido
para que excluyas del morral de tus opciones
la que te indique sin piedad que me abandones.
Por el amor que nos juramos yo te pido
dale a tu alma, que se quiebra sin sentido
ese valor que tienen nuestros corazones.
