Las gotas de lluvia refrescaban mi cara, y yo caminaba entre ellas, sin prisa, gozando sus caricias, sintiendo en mis oídos la sinfonía de clok clok en los charcos.
Casi sin darme cuenta, me fue invadiendo la extraña sensación de no estar solo, detuve la marcha, encendí un cigarrillo, y pregunte sin querer preguntar... ¿quién es?
-Yo, fue la respuesta....yo, tu sombra...
-¿Mi sombra?...¿y que quieres?
-Nada, solo te extrañaba...
-¿Me extrañabas?, ¿a mí?...
-Si, hace tiempo que no me notas a tu lado...yo juego contigo, escondiéndome en las paredes, estirándome, o deformando tus formas, recuerdas...como cuando niño y con tus manos jugabas conmigo...haciendo imágenes en la pared...¡era tan feliz!
-¿Y ahora no lo eres?
-No... no te tengo más... pero aún te amo.
Seguí caminando, y cuando salí de mis pensamientos, estaba frente a tu casa.
Esa casa... tan conocida y tan lejana.
El impulso aquél me dominó, llamé al portero eléctrico, dos veces, como antes, y tu voz, esa voz tan amada preguntó, ¿quien es?
Dudé, un instante, y después solo pude decir, soy yo... ¡TU SOMBRA!