A punto de terminar este 2010 me senté a escuchar música y dejar divagar el pensamiento en los recuerdos, en mis recuerdos, de lo que sentí, viví, escuché, olí en estos doce meses; no es una crónica, menos un resumen de lo ocurrido, no soy juez y menos verdugo, es mi divagar sin oriente ni norte en un viaje loco dentro de mí mismo. Ni recuerdo como empecé el año y desconozco la manera en que va a finalizar, si las cosas se dan como hasta ahora, supongo que bien, dentro de parámetros normales.
Escribo sin mirar un calendario y sin rememorar hechos dolorosos o alegres, simplemente pienso escribo y me digo que soy muy afortunado de terminar indemne en medio de tanta tragedia, sano entre tantos enfermos y aproximadamente feliz en medio de tanta tristeza. Pienso donde está el origen de la injusticia y no me atrevo a juzgar a nadie; caminando en diferentes ciudades y sentado a la mesa en diferentes sitios escuche muchas versiones del origen de las calamidades que afectan al género humano: Castigo de Dios dicen unos; falta de prevención dicen otros; venganza de la madre naturaleza, opinan unos pocos…
USA, Chile, Europa, Asia, Colombia… mejor dicho el planeta por todas partes colapsó de alguna manera y por distintas causas, la principal de todas Papá Invierno. Acá nos repiten que es el Fenómeno de la Niña pero, yo me pregunto, en otras latitudes ¿es la hermana de la dichosa niña?, ¿es un niño?, un demonio, un endriago, un fantasma, etc. Lo que sea el mundo se puso patas arriba con el agua hasta el cuello, literalmente hablando, sobre todo en algunas regiones. Los ríos se salieron de madre, los embalses no fueron suficientes para el agua que les llovió del cielo y la que les llegó en los ríos que los alimentan, se inundaron los terrenos planos y se desbarrancaron las montañas en las regiones quebradas, no sólo en nuestro país, lo vi en los noticieros de México, Centroamérica y otros países, ¿todo por falta de previsión?... sigo sin emitir juicios.
Hace más de 65 años el ejército alemán estaba invadiendo Rusia y cuando Hitler supo de los estragos del Señor Invierno en sus ejércitos de boca de sus generales, pronunció una de sus frases célebres: “Encárguense ustedes de los rusos que del invierno me encargo yo…”, y el invierno lo derrotó. Más de un siglo antes de don Hitler, Napoleón Bonaparte también fue derrotado por el invierno en circunstancias similares. Ahora escucho que jamás el invierno había hecho tantos estragos y me digo que lo que ocurre es que la gente no lee. Además, hay ciclos de la Madre Tierra que se cumplen, quieran los humanos o no.
Cada cierta cantidad de siglos los casquetes polares se derriten aumentando el nivel de los mares y por derecha el caudal de los ríos y la precipitación de lluvia sobre toda la superficie de la tierra (menos en los desiertos, que vaina tan jodida, allí es donde se requiere de agua). Este fenómeno natural recibe el nombre de glaciación y ocasiona una especie de Diluvio Universal semejante al de la Biblia y otros libros sagrados y me pregunto sin responderme ¿Estamos iniciando una nueva etapa de glaciación? Lo cierto es que abunda el agua donde menos se necesita y escasea donde es necesaria, la Madre Naturaleza parece burlarse del género humano.
Los que opinan que es castigo de Dios me hacen pensar que ese Dios es un ser un poco torpe porque en su afán de castigar a unos pocos malos le jode la vida a muchos buenos que se portan bien y confían en Él, teólogos de la Madre Iglesia han tratado en vano de convencerme de la bondad de ese ser Superior que se porta de manera tan estúpida; yo prefiero creer en uno que me ama, mejor, ama a todo el género humano y es infinitamente justo y que los desastres que ocurrieron durante el año son fenómenos de la Madre Naturaleza, y no de Dios, que no piensa y se desboca porque nosotros los humanos abusamos de los ríos, de los árboles, de los recursos naturales. Muchos derrumbes se dieron porque los humanos talaron los bosques, porque desgastaron la capa vegetal y las piedras y arena no tuvieron un sustento que los mantuviera en su sitio.
En la región Caribe se puede pensar en fenómeno de la Niña porque es un área de influencia de dicho fenómeno natural; pero en Europa y Asia el invierno ocasionó colapso en las comunicaciones aéreas, terrestres y marítimas y allí no hay la maldita Niña ni nada, la Madre naturaleza como que pasa una factura de cobro por igual a buenos y malos, ricos y pobres (pero siempre sufren más estos últimos), sin distingos de raza, religión, credo político o sexo… esta madre reparte palo por igual a todo el mundo sin dejar por fuera a los monos del norte, esos que llaman en diferentes partes gringos o yanquis o palabras más feas y ofensivas que no quiero pensar y menos escribir.
Bueno, el año termina pasado por agua, el invierno deja unos días de descanso pero según los expertos aun no termina y va a seguir lloviendo sobre mojado y, aquí si cabe un señalamiento: hay tragedias anunciadas que se hubieran podido evitar si los diferentes gobiernos de turno construyeran los diques, dragaran los ríos, desecaran los pantanos, impulsaran la arborización para evitar la erosión… nada, cuando la tragedia ocurre se rasgan las vestiduras y se lanzan unos a otros la papa caliente.
Medito y pienso que cuando tarde o temprano esto pase, porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, todo pasará al olvido y luego de unos años, la naturaleza, de nuevo, hará de las suyas y volverá el circulo vicioso de señalamientos a los gobiernos del pasado y los profetas del destare afirmarán que “Yo lo había dicho”, “Eso ya se sabía”, “¿si ven? Esta tragedia se veía venir hace años” y nadie recordará que cuando esa madre Naturaleza se sale de madre, no respeta países ni respeta nada.
Me uno a las voces que claman por auxilios y me torno solidario con los damnificados pero esto no se cura con pañitos de agua tibia. Sigo pensando que soy un afortunado pero no olvido a mis hermanos en la tragedia.
Edgar Tarazona Angel
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