FANTASMA
La noche. Rebusco entre mis reflejos recuerdos de una anterior vida y algunos compañeros de viajes y ultratumba, esqueletos y diabólicos; ahí más o menos navego entre mi oscuridad, no evito vidrios y espejos. Mi sigilo deja un fuerte olor a metal oxidado, morí hace años. He sido convocado en los recuerdos de los vivientes, que fui como un fantasma. Me inscribí en un veneno que adormece de a poco, inscrito automáticamente en el infierno. Que me den la absolución, o que no, vivir cuesta la vida. Entonces, cuando mi Dios llegue del espacio, encontrará mi vida resuelta y mis huesos ahuecados. Hoy, celaje para los noctámbulos. Una en punto de la madrugada, me refugio en cualquier ventana, con vista a las nubes y a las estrellas. En la oscuridad, mi otro estado: pensares y marihuana. Ahí me atraviesan millares de silencios. La oscuridad entonces, la nueva luz, la verdadera. La noche.
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