PESIMISMO
Por mucho que yo lo intente cada día no tengo la energía para levantarme de la cama y seguir adelante; intento ver una oportunidad en cada momento para continuar pero sé que simplemente no puedo, porque las cosas buenas de la vida no ocurren por arte de magia, porque el tiempo que pasó es el lastre del que siempre he querido deshacerme, pero más tarde vuelvo a atarlo sobre mis hombros y me pesa aún más; y sé que diariamente estoy rodeado de personas unidas a mi sangre que me regalan amabilidad mientras me apuñalan la espalda, mientras me disparan apenas doy la vuelta, y estoy atrapado entre ellos y en mí mismo al mismo tiempo, y no me importará hacer arder todo y devolver las dagas con tal de obtener un poco de aire.
Por mucho que escuche entre voces que todo va a estar bien, no logro soportar el transcurrir de los días y, sinceramente, no tengo ganas de seguir soportando la vida mientras acaricio la fragilidad de ser recordado, porque ya no me interesa, porque el olvido es la consecuencia más lógica para mí existencia y la que más me conviene. Y quiero ser la disolución de una tarde amarilla, quiero que cualquier brisa me sacuda el óxido y el herraje para sentir por un momento algo de tranquilidad, que ya estoy agotado y que lo no logrado muera conmigo, para que al menos en mi entorno se perciba esa tranquilidad tan anhelada proveniente del sonido ambiente.