Que cálida es esta noche de domingo...
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Que cálida es esta noche de domingo para el andar de los solitarios, que cálidas son las estrellas de todas las intensidades para los vacíos de los nostálgicos, mientras algo de brisa se cuela por entre las telarañas de las esquinas para refrescarme un poco la soledad rancia. Y las ventanas anuncian que ya llegó diciembre adelantado, me oculto de las emociones para que lleguen sólo hasta mi ventana y no me descubran ordenando cosas en penumbra; y me detengo en la línea justo antes del pasado para no buscar música en la radio, erizándome la piel.
¡No ves lo cálida que es esta noche de domingo! Hay luces de muchos colores correteando que los niños en la calle intentan alcanzar con sus dedos, aunque no sepan que todas ellas eran antes una lista de mis ilusiones precarias y torpes, que ya estaban fundamentadas en su aniquilamiento y que decidí transformarlas en destellos, porque esa es una de las tantas formas de transformar mi tristeza en la alegría más sencilla posible, para verme disfrutar en las carcajadas de los demás.
Que cálida es esta noche de domingo.
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