Y quien arroje la primera piedra a la Maria
Tendrá mayores posibilidades de acertar centro...
Y quien escriba el último poema a la primera mujer
Habrá logrado el último orgasmo de la humanidad...
Confieso que alguna vez lamentable me he confesado
Por ende confié en alguien y terminé violado...
Pero fue hace muchos años 1978…
Lavado de mente de por medio un tabique de madera
La misa diaria en latín mi primaria y Don Bosco...
El temor en las entrañas instituido por ellos
Algún golpe incluido un lamento lejano y conocido
Es la penitencia decían en la ESMA...
Y así se sucedían los días en el colegio León XIII
La congregación con mucho dinero y el Vaticano...
En casa lágrimas y más lágrimas sin pensar obvio
Para poder pagar ese colegio – calabozo…
Me fui dando cuenta de muchas cosas cada día un año
Pero tan gradualmente la vida desangrada
Que tan solo cuando me fui del colegio de los suplicios
Abrí totalmente los ojos con lagañas del nacimiento...
Los curas son hombres y mienten y matan y violan
Y tienen plata en los bolsillos y bendicen armas
Con cero Km. en la puerta de oro los picaportes
Y las mejores mujeres y los mejores machos
Y los mejores sermones y la mejor preparación
Para el diezmo del que nada tiene...
También conocí curas que dieron su vida
Por los pibes sin pan o sin techo o sin nada
En esas húmedas costas de Wilde
También conocí obispos violadores en Avellaneda
Que daban la paz ante la picana militar del 78...
Siempre junto a un militar hubo un cura
Que bendecía sus torturas y sus asesinatos:
En los vuelos de la muerte en el Río de la Plata nadie pescaba...
En los distintos Pozos en la ESMA Libertador y Defe
No se enseñaba literatura ni catequesis…
Confieso que no he pecado comparativamente...
Es más me considero libre de toda culpa hasta de la confesión
Porque conozco de tan cerca la culpa de los verdaderos culpables
Mi dios sabe bien a que me refiero...
(Ni obediencia debida ni punto final)