Se ha alejado el Cielo del Infierno,
Se ha abierto una brecha sin igual.
En medio quedaron lo que son los hombres,
En el puro medio del bien y el mal.
Pues ha llegado la hora del destino
Dichosos somos por poder presenciarla,
Ninguno esperaba que este camino,
Llevase a muchos a la desesperanza.
Mirad lo que sucede al frente de su casa,
Mirad lo que ocurre a los seres alrededor,
Mirad como cambia lo conocido,
Mirad como hay guerra entre el odio y el amor.
La hora ha llegado y las campanas suenan
Los sellos todos se han roto ya.
Más ciegos somos ante nuestro destino,
Preferimos ignorarlo y dejarnos llevar.
Todo ello es el olvido,
Más llegó la hora de despertar
Y enfrentar nuestro destino
Decidir entre el bien y el mal.
Ya veo al hombre perderse por hombre,
Ya veo el principio del mismo final.
Y siento temor y desesperanza,
Llegó la hora del bien y el mal.
El camino existe, está ante mis ojos.
Ante los ojos de todos, el camino está.
Más pocos son los que lo reconocen,
Y pocos serán los que comiencen a andar.
Dichosos aquellos que ven el camino,
Dichosos que reconocen el bien y el mal.
Ya no importa el bando que tomen,
Los buenos siempre venciendo saldrán.
Ahí es dónde entra la enseñanza,
Ahí dónde entra la humanidad.
Más perdida está entre el oro y la plata,
Perdida entre todo lo material.
Abre los ojos, siente el futuro,
Extiende tu mano, abraza el bien.
Percibe el mundo que está cambiando.
Vive, pues, hombre, disfruta el bien.
Extiende la mano al necesitado,
Presta ayuda al que pidiéndola está,
Olvida quién eres por un instante,
Siente al prójimo y déjate llevar.
Más cuidado has de tener de los encantos.
No siempre el placer conduce al bien.
Recuerda todas las enseñanzas
Que desde pequeño llegaste a aprender.
Vitorea a aquel que no tiene mucho,
Pues su alma llena por siempre está.
Abuchea a aquel que tiene de todo,
Condenada está su alma por la eternidad.
Recuerda que el mundo no es tuyo,
A Dios pertenece y a nadie más.
Piensa que por Él, tú estás de paso,
Cuando tú te vayas, Dios aquí seguirá.
Más sé que el hombre es egoísta,
Lo conozco porque también hombre soy.
No por el sexo, porque eso se obvia,
Me refiero al hombre como lo hizo el Creador.
Y por ser egoísta, perderá el hombre,
Seamos sinceros por primera vez.
¿Conocen a alguien que no desease,
Más de lo que tiene llegar a tener?
Amén al hombre que está perdido,
Porque sí tiene la salvación.
No es creer en el Dios Eterno.
Él cree en ti, es tu Creador.
Por eso es que digo e insisto tercamente,
Sin importar cual sea tu religión,
Sin importar si eres ateo o deísta,
Haz el bien, es tu salvación.
Martes, 10 de Diciembre de 2002