Salgo al patio y me pregunto
Como harán los bailadores
Cuando música no tengan
Cuando callen las canciones.
Que pretexto encontrarán
Que mentira harán su lema,
Cual será la diversión
Sin culpar a los de afuera.
Y que de los alcohólicos
Cuando el vino se termine
Será la vida un infierno
Y la muerte algo sublime?
Y las joyas?, y los lujos?
Y los viajes y las fiestas?
Solo cosas materiales,
De las manos avarientas.
Yo prefiero estar tranquilo,
Respirando el aire fresco,
Con mis ojos bien abiertos
Y mi corazon repleto.
Me doy vuelta hacia la casa,
Y los veo canturreando,
Tomando sidra, bailando
Viendo la noche que pasa.
Un festejo provisorio,
Que llena solo el momento
Mañana estarán vacíos
y por dentro descontentos.
Aquí afuera yo comparto,
Con la paz del firmamento.
Con las nubes, con el pasto,
Y alguien que me ve en silencio...
Yo celebro un año más
Dentro de este “mi” imperfecto
Adorando las estrellas
Y escuchando a los insectos.
El aroma de las plantas,
O un nuevo fruto creciendo
Son motivo suficiente,
Para no quedarme adentro.
Por un momento separo,
Mi espíritu de mi cuerpo
Y atravieso las distancias
Y me uno a los hambrientos.
A los deformes o enfermos
A los que todo perdieron
a los que nunca ganaron,
Y a los que nunca sintieron.
Y les invito a entender
Que más allá de un festejo
Nació hace algún tiempo un niño
Que cambio el entendimiento.
Y que no importa la prueba,
Que el destino nos depare,
Porque el sufrir no es eterno
Y no habremos de culpar a nadie.
Que todos somos iguales
Por debajo de la piel,
Que a todos el pan alimenta,
Y el agua ha de calmar la sed.
Si Navidad es un día,
De celebrar, yo pienso:
Celebremos sí, más con júbilo,
Por estar vivos, y aprendiendo.
Jorge Luís Caraballo
Mayo, 2001