《No sea hallado en ti quien haga pasar a su hijo o a su hija por el fuego, ni quien practique adivinación, ni agorero, ni sortilego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Por qué es abominación para con Jehová cualquiera que hace estas cosas, y por estas abominaciones Jehová tu Dios echa estas naciones de delante de ti》.
Deuteronomio 18 :10 -12
Hablar o pensar en la celebración de Halloween, inmediatamente nos transporta a fiesta, calabazas, fantasmas, telarañas, máscaras, disfraces, dulces, oscuridad. Todo esto mezclado con un poco de terror y enigma como ingrediente adicional. O, debería decir, algo de celebración, llena de terror y misterio, al no saber que de verdad, en medio de esta exaltación, tu vida nunca será igual, o ya no será vida.
''Halloween.
o, all hallow's eve'' como es su expresión inglesa, que significa víspera de todos los muertos, se originó en Irlanda hace más de 3000 años, como un rito Celta celebrando el fin de la temporada de cosecha dando comienzo el《año nuevo celta.》 coincidiendo con el solsticio de otoño. De allí su creciente expansión por el territorio anglosajón, luego con el pasar de los días tomando gran fuerza en Latinoamérica.
Se dice que esta noche, treinta y uno de octubre, el espíritu de los muertos, brujas y demonios, caminan entre los vivos. Acercándose con los pequeños a cada casa con una cesta gritando truco o trato. Truco: desencadena una maldición o magia que te acompañara por siempre, o, trato: entregar una golosina y así evitar la maldición.
Corre el año 2007 mes de octubre.
Mi bisabuela había muerto luego de un mes de agonía, postrada en una pequeña cama de madera. Lo único que dejó con su partida, fue su olor a tabaco impregnado en cada lugar que transcurría con sus pantuflas de Lana azul oscuro, cuando sus reumas y otras enfermedades de la senectud se lo permitían, y una casa vieja donde estaba toda la familia. Tres tías, mi madre, mi abuela, dos hermanos de mi abuela, tres primos, y yo.
Todos lloran en la casa el fallecimiento. Mis tías, mamá, mi abuela y sus hermanos.
Cada uno entra al pequeño cuarto a tocarla y despedirse haciendo una oración o simplemente pidiendo a Dios se apiade de su alma.
Realmente no sé que hacer ante este fatídico suceso. Pero no iba a entrar a tocar a nadie, y tampoco a despedirme, si no la toquá casi en vida mucho menos muerta.
Lo primero que se me ocurre en medio de los gritos y lamentos familiares, fue huir.
La casa de un amigo fue mi mejor refugio. Solo tengo trece, y no sé como manejar esto. Recuerdo que estuve allí sentado con él, en el quisio de la puerta hablando por horas. Por momentos mi mente recordaba esa imagen senil, recorriendo la casa a paso lento con su bastón de madera retorcida, y su tabaco en la boca, algunas veces encendido dejando la estela de humo por todo el lugar, como un viejo y pequeño vagón de tren que se detiene y comienza de nuevo la marcha, con su maquinaria ya casi destruida por el tiempo.
Luego de una o dos horas regresé a casa. No podía quedarme eternamente alli, aunque me hubiera gustado. Hubiera sido lo mejor para mí. Todo esto me aturdia, y me ponía muy nervioso.
Una de mis tías abrió la puerta, luego de sentirme afuera tocando la puerta. Con el rostro descompuesto y lágrimas en sus ojos, volvió a la sala donde está mi primo Fer de quince años, su rostro se veía perdido igual que el mío. No había nadie más en el lugar. El carro mortuorio ya había recogido el cadáver. Todos se habían ido.
Ingresé a la casa y caminá despacio por el corredor, atravesé mi cuarto, el de mis tías, y me detuve en el cuarto de mi bisabuela con algo de recelo.
Abrí la puerta despacio, con un sonido rechinante de película de horror, el ambiente estaba frío y penetrante, diferente a los otros sitios de la casa. Entré en el lugar y me acerqué despacio a su cama de madera. La almohada conservaba aún la pequeña orma de su cabeza Blanca, y el picadillo del tabaco aún estaba regado en algunos sitios de la cama.
El olor a muerte se mezcla con el del tabaco. El miedo y el recelo se habían ido, ya no sentía nada, solo curiosidad. Comencé a observar todo el cuarto, como un niño en busca de su juguete preferido. Pero en este caso no sabía cuál era el juguete, solo buscaba encontrar algo.
Comencé por el armario pequeño, el televisor cafe de perilla encima del armario, la cama de mi abuela, el nochero, las flores artificiales color naranja en la matera verde plástica, el cofre negro brillante donde mi bisabuela guardaba sus tabacos, sus preciados tabacos. Recuerdo que de niño siempre la escuchaba decir que ella comenzó a fumar desde los cuatro años, era tradición en su pueblo y en sus padres. Eso significa que aprendió primero a fumar que a caminar. Destapé el cofre lentamente y aún habían 3 tabacos, traté de tomar uno, y el cofre resbaló dejando todo en el piso, los tabacos, el cofre y una almohadilla color rojo donde reposan los cigarros, que dejó ver por detrás un pequeño pergamino viejo.
Recogí todo con rapidez y nerviosismo, lo coloqué en el mismo lugar, menos el pequeño pergamino que lo guardé en el bolsillo de mi sudadera azul celeste, y salí de allí.
De nuevo el miedo se apoderó de mí, miedo y curiosidad. Ganando la curiosidad por encima de todo. Pasé por la sala donde estaba mi tía y mi primo, sin decir nada. Me sentí un ladrón, un condenado que tenía que saber que había en este escrito.
Me fui directo al cuarto para poder saber que era este papel tan misterioso y particular tras una almohadilla de tabacos. Al llegar al cuarto cerré la puerta y saqué de mi bolsillo el papel, amarillento y envejecido con algunas fisuras en la esquina derecha, Aunque su letra aún entendible.
《Oracion Hallow's eve》
Decía el título escrito con tinta roja o sangre, en realidad ¡no sé que era!. En algunas partes la tinta un poco corrida como en relieve.
Para conocer el mundo detrás del mundo debes proclamar a la media noche finalizando el mes de octubre estas frases, frente aún espejo, y repetir siete veces:
deseo el truco.
deseo el truco.
deseo el truco.
deseo el truco
deseo el truco.
deseo el truco.
deseo el truco. El trato ya está hecho.
¡Tenia que salir de allí!. ¿qué era aquello en este papel? ¿Mi bisabuela era una maldita bruja?. ¿De qué otro mundo habla esta mierda?. ¿Éste no es el mundo Real?.
Me pregunte una y otra vez que era todo esto. Mi pequeño cerebro estaba a punto del colapso.
Guardé de nuevo el escrito en mi bolsillo con mi mano temblorosa y salí de allí. Aún faltaba un día para finalizar el mes. Luego de unas horas, la gente comenzó a llegar a casa.
En pocos minutos llegarán con el féretro. No quiero quedarme solo, así que donde está mi familia, allí estoy yo, como una sanguijuela en la pata de un buey enfermo.
Llegan al velorio personas que jamás había visto. 《Todos son familia》, o eso dicen mis tías. El Llanto de algunos y algo de risa de otros, todo mezclado alrededor del ataúd color negro, con uno o dos arreglos de flores en el suelo con su nombre, entre una cinta morada ''Carmen glinda s. En paz descanse" . Algunos llegan, otros se van del lugar.
Y, como a eso de la media noche, llega una dama muy particular con vestido color morado, botas negras, y un sombrero ancho y puntiagudo muy llamativo, y en su cuello un talismán con un grabado especial.
Nunca podré olvidar esta imagen de tres serpientes entrelazadas entre una estrella de David. Se acercó al ataúd de manera enigmática, lo abrió y nadie dijo nada en el momento, todos quedaron asombrados, tomó la mano fría y tiesa sin titubear un ápice, cogió algo del talismán y lo puso en la mano casi rígida, luego retiró el Rosario que acompañaba el pecho huesudo y frío de la bisabuela. Estuvo allí uno o dos minutos hablando extraño, lo que se podía escuchar entre murmullos y llanto de algunos.
Luego cerró nuevamente el ataúd y se acercó a la familia. Yo no sabía que pensar, ni como actuar, el sueño me vencía, y mis ojos se cierran por momentos. Al abrirlos estaba allí, parada frente a mí, tocando mi cara con sus manos y uñas largas de color negro, su nariz casi tocaba mi rostro, cada vez que se acercaba.
-- ¡Que lindo niño!. - dijo la señora extraña. El sueño se me fue en un momento, me sentí descubierto, creí que todo había terminado. Quedé estático en ese sillón. Pasó su mano alrededor de mí cabeza.
-- ¡Que energía tan especial tienes! - dijo sonriendo un poco. Se incorporó y se fue del lugar con su caminar encorvado.
Salí corriendo a mi cuarto y me encerré allí con la luz encendida, abracé mi almohada y no recuerdo más, me quedé dormido, como si la presencia y las caricias de esa extraña me hubieran sedado esa noche.
Al día siguiente mi bisabuela fue llevada con toda la familia a su última morada. Fue a eso de las diez de la mañana. La luz del sol iluminando algunas tumbas del camposanto.
Todo esto da un poco de escalofríos al ver las cruces, lápidas, ángeles tallados en mármol, las flores ya marchitas en las lápidas, y el olor a muerte regado por todo el lugar.
Todo sucedió muy rápido en la celebración del entierro, regresamos de nuevo a casa. Era el último día del mes.
Recuerdo las frases escritas en el papel, pasan por mi mente como un adicto que siempre quiere más.
En la calle toda la gente se prepara para el Halloween y disfrutar la fiesta.
En mi casa todo es silencio y tristeza. La noche llegó, y las personas afuera pasan disfrazados, tocando la puertas. Cada que puedo miro el pergamino y lo guardo de nuevo.
El reloj de la sala marca las once y cuarenta y cinco. Entró en el cuarto de mi madre, indeciso, pero ansioso de saber que pasa si leo el escrito.
Me paró frente al espejo un poco tembloroso, mi cara de terror se refleja en el mismo, tomó el escrito en mis manos, faltan diez minutos para terminar el mes de octubre.
En la calle se escuchan los chicos corretear de casa en casa pidiendo dulces con su máscara o disfraz, algunos solo maquillados. Yo debiera estar allí, llenando una canasta de dulces, corriendo con mis amigos para luego competir quien tiene más.
Mi curiosidad volvió a ganar, pudo más que mi temor a lo desconocido. Respire profundo, exhale despacio, y comencé a leer en voz alta mirando el espejo.
deseo el truco.
deseo el .....
El espejo, despues de la segunda frase comenzó a tornarse oscuro del medio hacia arriba. Imágenes escalofriantes comenzaron a aparecer intentando salir de él. Mi voz seguía pronunciando las palabras no podía parar. ¡Estaba aterrado!. Con cada palabra frente al espejo, las monstruosas figuras demoníacas tratan de tomarme y llevarme. Ya había pronunciado, seis veses lo mismo, solo restaba pronunciar la frase una vez más.
deseo el truco..
Todo en el cuarto se oscureció repentinamente, desapareció el espejo y las horrendas sombras que intentan tomarme, todo quedó en silencio y oscuridad por un momento.
-- El trato está hecho.-
Dijo una voz en mi oído derecho, no pude ver a nadie. No era una voz normal sonaba como una legión de voces del infierno, guturales y grotescas. El cuarto desapareció en oscuridad, todo estaba en ruinas y desolación, los gritos de dolor se escuchan en el aire caliente que emana de la tierra árida.
Comenzaron a salir de Todos lados seres extraños y horrorosos, que solo crees que existen en las historias de tu niñez. Me miran y huelen como una cosa extraña, como una comida exótica. Seres de dos cachos y colmillos alargados, otros con medio cerebro y rostro desfigurado, sin ojos con grandes bocas, como sombras que se desvanecen y aparecen por momentos. Algunos sin piernas y de color rojo. El dolor y la desesperación me invaden, risas y gritos en el aire revoloteando por doquier. Todos quieren devorarme, pero algo lo impide. No sé cuanto estuve en este lugar doloroso y aterrador, para mí fue una eternidad.
-- ¡Nunca debiste tomar ese escrito!- Dijo una voz en el aire entre femenina y demoníaca. Todas las figuras monstruosas se apartan de mí, sin dejar de ser el blanco de sus miradas.
-- ¡Nada en tu vida volverá a ser igual, chico necio!. No se debe hacer lo que no se conoce!.- la voz pronunció una frase muy extraña, como en otra lengua. Y Del cielo oscuro, casi vacio, comenzó a bajar un pequeño hilo de aire que fue aumentando convirtiéndose en un tornado, que me atrapó.
- ¡Qué salga!.- Dijo nuevamente la voz. Desapareciendo en el aire.
No recuerdo nada luego de esto, aparecí en un callejón oscuro, sin camisa, sobre algunos cartones sucios. Con el cuerpo adolorido y marcado. me incorporé y me fui caminando hacia la calle, donde algunas personas transitan relajadamente.
-- ¡Por favor ayuda, ¿no sé donde estoy?- digo en mi desesperación.
Las personas Me observan sin decir nada. E inmediatamente se apartan de mí.
Con ése sentimiento de repudio caminé un rato por la calle buscando ayuda, en una banca más adelante encontré una anciana que me invitó a sentarme.
-- ¿No eres de aquí verdad? Conozco a todos en este lugar. A ti nunca te he visto.- dijo la anciana.
-- Es algo muy extraño, no sé como llegué. Tampoco de que lugar vengo.- Le dije. Las imágenes en mi mente son intermitentes y horrendas. Cada que llegan, se me eriza la piel, y la sangre se congela en mis venas.
-- No te desgastes poco a poco tu mente mejorará.- No fue mucho el aliento que encontré en estas palabras. Sin embargo las agradeci en aquel momento.
-- ¿Dónde estoy, señora?-
La anciana no respondió, volví a preguntar y nunca contestó, me acerqué un poco y me pude dar cuenta que había muerto. Sentí tristeza y al mismo tiempo sentí un poco de descanso de la agonía en mi Alma y mi mente.
Me paré despavorido de aquel lugar y me fui, no supe a dónde. Lo único que recuerdo fue que caminé por horas hasta llegar a ningún lugar conocido. Me escondí detrás de un árbol oscuro de un gran jardín, de repente veo caminar hacia mí un cachorro que sale de la nada, como si supiera mi desdicha y llegara a consolarme de este sufrimiento que quema por dentro. Estaba un poco sucio y algo maloliente, pero nada de eso importaba solo necesitaba compañía para pasar este trago tan amargo en mi vida.
Lo acaricié muy despacio su cabeza y orejas, y luego su cuerpo escuálido y tembloroso, lo seguí acariciando hasta cerrar un poco los ojos se veía cansado como yo. Había muerto a mi lado, como si estuviera dormido.
En ese momento me pude dar cuenta que lo que pasó. Esa noche siempre me acompañará hasta el final de esta triste existencia. Si es que hay un final para alguien que no sabe de qué mundo es.
Han pasado trece años y lo único que calma mi sed de dolor y angustia por dentro, son las víctimas que voy dejando en el camino. He encontrado algunos artilugios para desempeñar mejor mi función. Hachas, cuchillos, navajas, y algunos implementos quirúrgicos.
Solo mi alma alcanza la paz cada año durante el mes de octubre. Esta es mi triste condena, esta es mi maldición.
Y este es mi día. ¿que prefieres?.
¡TRUCO O TRATO!
FIN