Cuándo mis tareas habituales me dejaban tomar unos minutos de descanso en el duro trajín de tener que dedicar la mayor parte del día al trabajo, se me había hecho costumbre detenerme en un pequeño recodo del parque que estaba frente a las oficinas, donde había un viejo banco.
Tenía afecto por ese banco, rodeado de verdes árboles, y quizás por eso, me sentí molesto al llegar a él ese día, y ver, que un montón de papeles arrugados se encontraban abandonados sobre su blancura de mármol.
¡Estos estudiantes!, pensé, siempre dejando todo tirado, y con el diario que llevaba en la mano, limpié la superficie de mi banco favorito, arrojando los papeles al suelo.
Más por hábito que por necesidad de información, comencé a recorrer, sin detenerme en nada en especial, la lectura del periódico, cuando una brisa que recorrió el lugar trajo, hasta mis zapatos, uno de aquellos papeles que minutos antes había arrojado al piso, y, al intentar alejarlo de mí, alcancé a leer...Amor mío...
Con la curiosidad que despierta el hecho de poder espiar en la vida de los demás sin ser descubierto, levanté el papel, y dejando de lado la lectura del diario, lo desarrugué, y leí.
Amor mío...quisiera poder decirte tantas cosas, todas aquellas cosas que siempre callé en tu presencia, porque no tenía el derecho de hacerlo.
Quisiera, por ejemplo, poder decirte que mi piel tiene memoria, y aquel roce casual de tus pechos contra mí, aún lo siento como si no te hubieses apartado nunca.-
Decirte que es tan grande mi amor por ti, que prefiero condenarme al silencio, que pronunciar palabras que quizás no deseas escuchar, y me conformo solamente con saber que estas allí.
Que estoy triste si tú lo estás, y me siento solo si no compartes conmigo tu tristeza.
Mi amor por ti es tan diferente a los amores conocidos, que con el egoísmo propio de ellos, necesitan poseer al ser amado, y el mío solo necesita que sepas que me posees.
Mi amor es un amor que solo da, y no pide nada a cambio, solamente saber que eres feliz, aunque seas feliz sin mí.
He de alejarme de ti, pero te ruego no me extrañes, estaré a tu lado siempre y mi amor volverá a ti con cada flor que recibas, o con cada beso que te den al despertar a un nuevo día, y yo te enviaré mis besos en cada gota de lluvia que resbale por tu cabello, depositándolo en tu cara.- Volveré a ti, en cada canto de un ave que escuches, y serás feliz porque mi amor así lo desea... Por siempre tuyo...
Doblé el papel arrugado, recogí mis cosas, y emprendí el regreso a mis tareas, sintiendo lo solos que nos quedamos cuando el amor, como esa carta, no había llegado a su destino.