Ella llegó a la puerta de la iglesia con la tristeza reflejada en la mirada.
De vez en cuando se torturaba el alma recordando al hombre que se escapó de la vida sin darle una explicación, sin dejarle una nota o algo que pueda hacerle entender el porqué de aquella decisión.
En esa iglesia, una tarde, el le había propuesto que se casasen. Fue el día más feliz para ella. Y parecía que también lo había sido para él. Por eso no le cabía en la cabeza que dos días después el haya decidido suicidarse.
Por eso volvía siempre a aquella iglesia. Le gustaba recordarlo como estaba ese día, su nerviosismo mientras hablaba, su mirada tan ansiosa mientras esperaba la respuesta que ella le daría y recordaba su incontenible alegría después de que ella le dijera que sí.
A la salida de la iglesia él la había tomado por la cintura y levantado abrazándola, feliz, sin importarle la gente que pasaba por allí, luego habían ido a comer algo y entre bocado y beso comenzaban a hacer planes.
Tal vez fue lo primero que le extrañó de él, siempre había sido un hombre inseguro y temeroso a las cosas nuevas, pero con el plan de la boda estaba realmente ansioso de que suceda. Y a cada vuelta de sueño el soñaba con cosas aun mas grande. No pasaron ni diez minutos y ya tenían dos coches y una mansión...
Sentada en el mismo banco donde él le propusiera matrimonio, ella piensa como tantas veces a pensado en lo que podía haber sucedido para que él se fuera así..., de una manera tan estúpida..., ha pensado miles de veces que tal vez se arrepintió pero que no supo cómo romper el compromiso..., y siempre ha llegado a la conclusión de que no era una razón tan poderosa como para hacer lo que hizo.
Se queda rezando y pensando y se marcha después de casi dos horas de estar allí dentro.
Afuera, ya de noche, mira la gente caminar y a las parejas de la mano...
- Tendríamos ya 30 años de casados... - piensa. De pronto su corazón da un brinco cuando entre la gente distingue un hombre que le estalla en la memoria.
- Es idéntico...- se dice inquieta - es igualito..., como si no hubiese pasado el tiempo y se hubiese quedado como hace 30 años-
Y corre para darle alcance, el hombre camina despreocupado y sin apuro.
Ella llega hasta casi tocarlo pero no sabe lo que va a decirle, se siente una tonta, acercarse a un hombre para decirle que se parece a alguien que murió hace 30 años..., realmente es estúpido, pero hasta en la forma de caminar es la misma...
Está por hablarle cuando el gira hacia la derecha y apura el paso.
Lo ve apurarse hasta donde hay un grupo de personas.
- ¡Mamá! - le dice a una señora que está allí.
Los ve conversar un momento y luego lo ve irse más apurado aun.
Ella se queda mirando a la mujer que se ha apartado un poco del grupo, ya no puede aguantar más la curiosidad y va a hablarle a ella.
- Perdón - le dice cuando se acerca
- ¿Si? - le dice a su vez aquella señora que la mira extrañada.
- Disculpe si la molesto pero necesito que usted que me aclare una duda que me está molestando desde hace un momento - termina de decirle mientras un nerviosismo más grande aun le asalta.
- ¿Yo?, no sé cómo pueda hacer eso, pero dígame -
- Bueno..., este..., acabo de ver al muchacho que estuvo hablando con usted..., ¿es su hijo verdad? -
La otra la mira aun mas extrañada.
- Si..., así es..., ¿tiene usted algún problema con él? -
- No..., no es eso, pero permítame preguntare ¿quién es su padre?, digo... ¿cómo se lama su esposo? -
La mirada de intriga ahora se vuelve de furia.
- Ni el tiene padre ni yo tengo esposo... y quisiera que me explique a que vienen esas preguntas tan íntimas e impertinentes -
No le queda más que hablar, ha notado la voz ofendida de aquella señora que no entiende su interés por ella y su hijo.
Y abreviando mucho la historia le cuenta lo sorprendida que quedó al ver al muchacho aquel que se parecía tanto a una persona muerta hace tanto tiempo.
- Pues era lo mejor que pudo hacer - dijo la mamá del muchacho cuando ella terminó de decirle del suicidio de su novio-
- ¿Perdón? - es ella ahora la que pregunta intrigada.
- Si, era lo mejor que podía haber hecho. -
- Pero porqué dice eso -
- Una semana antes de su muerte él y yo nos vimos, no me contó lo de su noviazgo con usted, recién lo estoy sabiendo ahora, pero hizo lo mismo conmigo y me pidió que nos casáramos, yo estaba feliz, lo adoraba, era una soberana tonta y me entregué a él esa misma noche, sin pensar en nada, sin tener ningún cuidado... y me embaracé. Se lo dije y me miró solamente, no dijo nada, veía su rostro aterrorizado, como nunca lo había visto, pero no me dijo nada, no mencionó si estaba triste o enfadado..., nada, no dijo nada... solo me miró y salió huyendo. Yo no entendía nada, luego me enteré que se había suicidado esa misma noche y me sentí culpable, estuve a punto de perder a mi hijo, le echaba la culpa por que pensé que su llegada había causado que el tomara esa decisión, pero después pensé que era una estupidez pensar en eso, el me había pedido que nos casáramos, no había diferencia, solo tal vez teníamos que hacerlo más rápido..., y nunca pude comprender por qué lo hizo, hasta hoy, 30 años después, cuando la he conocido a usted...-
- Ahora comprendo yo igual que usted lo que pasó con el... Es mejor que me vaya, con su permiso -
- Hasta luego -
- Hasta luego -
Una sensación extraña le inunda el alma..., siempre supo que tenía que haber habido una razón para lo que sucedió aquel día, ahora lo sabe y es la misma que pensó la primera vez, solo hubo una razón... su cobardía.
Camina y piensa otra vez en todo, de pronto se da cuenta que ha vuelto hasta la puerta de la iglesia, la mira y sonríe, hace tanto que ha estado viniendo con una razón exclusiva, la de encontrar una respuesta. Ahora la tiene.
Ahora volverá a su vida sin ese recuerdo en el alma y se siente curada, totalmente. Mucho más que cuando encontró al hombre que ahora acompaña su vida y con el que tuvo sus tres hijos.
Mucho más...