La Guerra de Troya
Esta es una de las mujeres más famosas de la historia pero, quiero aclarar varios detalles que a mí no me parecen adecuados. El primero que Helena era griega, no de Troya; por su culpa se inicio una guerra que duró veinte años y a eso se debe el apelativo… insisto, ella era griega y Troya era una ciudad del Asia Menor. A propósito, durante muchos años se creyó que era un sitio creado por Homero (el autor de La Ilíada y la Odisea), hasta que un arqueólogo alemán, Heinrich Schliemann, desenterró las ruinas después de muchos años de pesquisas y excavaciones, pero bueno, esa es otra historia.
Helena era hija de Zeus y Leda, una de las conquistas de afán del mujeriego del Olimpo. Como ya lo expliqué en el capítulo anterior. También les conté del baile y el concurso de belleza en el cual el premio fue LA MANZANA DE LA DISCORDIA, ahora sí van a entender lo que corresponde al comienzo de la guerra. Después de recibir la manzana que la acreditaba como MISS OLIMPO año 985 A de C, Afrodita debía cumplir su promesa de dar a Paris la mujer más hermosa del mundo, esta era Helena, pero había un pequeño obstáculo, la chica estaba casada con Menelao, uno de los más famosos generales griegos, héroe para más señas. Como a las diosas, y a los dioses, no se les puede hacer reclamo como a los mortales y exigirles que cumplan sus promesas pero ya, Paris regresó a su tierra natal, la susodicha Troya, donde esperó noticias de Afrodita, de cuál era la hermosa hembra que le tenía destinada.
Pasados unos meses, la diosa le dijo que su elegida era Helena, la preciosa esposa de Menelao, rey, general y héroe de Esparta. Para justificar su viaje a esa ciudad, Paris salió de Troya como embajador de buena voluntad con muchos regalos y presentó sus credenciales a Menelao, como suele suceder con el protocolo diplomático. Ya instalado en el palacio real, no fue sino ver a Helena y quedó de las cuatro, mejor dicho quedó tragado de la nena. Ella, como mujer casada, al comienzo ni lo miraba, pero los regalos hacen milagros, y su efectividad aumenta cuando en vez de baratijas y detallitos (de esos que dan los estudiantes de secundaria) el pretendiente ofrece collares, pulseras, anillo y joyas de oro y piedras preciosas, a eso se agrega que Paris era un chico de buena presencia y no se la pasaba a diario en la guerra como Menelao, su esposo, digo, el marido de Helena, sino que tenía tiempo para dedicarle a su chica.
Pues con diosa de por medio sirviendo de alcahueta, poco a poco Helena fue mirando con otros ojos al galán y se daban sus escapaditas a la playa, al cine, a los sitios in de Esparta y a ella también se le alborotaron las hormonas, entonces, ya no había vuelta de hoja y “una noche toda llena de murmullos y de música de alas”… el par de enamorados se escapó rumbo a Troya, que queda como decir en la isla de San Andrés, saliendo desde Santa Marta.
En Troya fueron recibidos como la Selección nacional de fútbol cuando gana campeonatos y se instalaron en el palacio real en el colmo de la dicha, alegría que no les iba a durar porque Menelao no era ningún pendejo y cuando llegó a su palacio y no encontró a su esposa Helena ni al embajador de Troya, se imaginó el resto y se emberracó (ponerse furioso en Colombia). Pensó para sí: “Este par creen que estoy pintado en la pared pero ya verán el mierdero que se arma por este chistecito”. Si en esa época hubiera existido el vallenato o la música del despecho tremendos éxitos que hubieran surgido de esta cachoneada ¿sí o no?, pero como lo que abundaban era los aedos (poetas), pues más de uno hizo odas, cantos, obras de teatro y más tarde La Ilíada Ojo, esta no canta la guerra de Troya sino la IRA DE AQUILES).
Menelao llamó a todos los generales griegos, casi todos héroes de guerra y con sus propias historias en los libros de historia y mitología, aunque ellos no lo sabían en esos años, y decidieron ir a vengar la afrenta hecha a su compañero de armas. Para mí que son los cachos que más muertes y literatura han ocasionado en el mundo. Ahora sí, puestos en claro los orígenes de Helena y de la guerra de Troya, puedo abrir dos capítulos en mis escritos: uno dedicado a MITOLOGÍA GRIEGA CON HUMOR y el segundo LA GUERRA DE TROYA. A los que me acompañan les agradezco y les garantizo que esto empieza a ponerse bueno, por ahora dejemos a los griegos en sus barcos de guerra con sus tropas... listos a zarpar rumbo a la ciudad de Troya, a vengar los cachos de Menelao.
Edgar Tarazona Angel
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