Chueca es una estación de Metro de Madrid.
Ocaña hacía lo que podía con la guitarra mientras Carrasco, trataba de armar el ritmo con una llave Tilson que alguien nos prestó. Yo, mientras, hilaba la hebra con la muchacha de la caja y el camarero me relojeaba con suspicacia.
Todo parecía ir bien encaminado, entonces, llegó un negro, intensamente negro como un trozo de noche, perfumado y ataviado con aretes y piercings y gruesas cadenas y el reloj mas grande y gordo que he visto en mi vida -todo oro de 18- Besó en la boca a la cajera... y al camarero.
A partir de ahí, Carrasco, Ocaña y yo, fuimos parte de otro cuento.