Como vivo en Madrid, casi todos mis minicuentos tienen por título una estación de Metro. También pudiera ser el nombre de un lugar o una circunstancia.
El tío penetró al metro con su pelo negro, peinado como un brillante casco de laca, la ceja negra atravesándole la cara de lado a lado, totalmente vestido de negro, con "apliques" plateados sobre sus botas negras y con actitud de un nazi con dientes de oro en los bolsillos.
Nadie le puso atención y él, se dedicó a mirarse en el vidrio oscuro del vagón.