Erase una vez un caníbal que se creía el gran gourmet y catador de carnes humanas. Por otra parte, era dicto al sexo y, cuando capturaban mujeres de excursiones, sólo seleccionaba las más lindas y apetitosas en todo sentido. A las viejas, feas y flacas las desechaba porque no tenían nada que comerles por ningún parte, decía.