Despues de un entierro multitudinario, donde miles de personas no pudieron entrar al Cementerio Calancala, la familia y los amigos de Julio Algarin, comenzaron a buscar la calle Murillo, para tomar los buses de regreso a casa, y todos se sorprenden al escuchar la voz pausada del Difunto, que les dice, no se asusten soy yo, y estoy tomando atenta nota, de quienes de mis amigos y amigas, vinieron a mi Sepelio! en la estampida la gente se lanzo a la calle ,y se escuchó el golpe de los carros,y los ultimos alaridos..