Mi amiga Sandra afirmaba que la felicidad en el matrimonio dependía de la actividad sexual en un 80%, por lo menos. Esto lo repetía con frecuencia entre su nutrido círculo de amigos con quienes se había acostado más o menos la tercera parte; por decir lo menos era promiscua y nos causó extrañeza cuando anunció su boda con un anciano de 70 años muy rico y enfermo.
Por ella misma supimos que el caballero era impotente y, de ninguna manera podía cumplir con la norma que ella tanto repitió antes de casarse. Lo de la actividad sexual frecuente.
- Sandra, le decíamos en tono de burla, que pasó con lo de la importancia del sexo para un matrimonio feliz?
- Un día nos dío la respuesta: mi esposo es impotente pero el chofer y el jardinero no.
Edgar Tarazona Angel





