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Hacía frío esa mañana. Me levanté temprano, aunque hubiese preferido seguir durmiendo, para ir a buscar mis remedios psiquiátricos al hospital del Carmen, cosa que hago rutinariamente dos o tres veces al mes.

En general las pastillas me hacen dormir mejor y la vida más llevadera, bueno sin irnos del hilo, salí de mi casa a las cinco y media, me tomé el primer bondi línea 5 que me deja a media cuadra, aunque sea un tirón largo que en su mayoría lo hago dormido (esta vez no fue la excepción).

Llegué al Carmen medio sonámbulo, esperé mi turno muy poco tiempo, casi veinte minutos, y salí con mi botín de psicofármacos. Fui a la parada del bondi para dar la vuelta, y esperé un rato, hasta que lo vi venir a lo lejos.

Todavía era muy temprano, no terminaba de amanecer, el bondi paró frente mío y me subí, saludé, y vi solamente a una mujer. Pasaron las cuadras, y se lo comenzó a ver desde lejos al cementerio. Ese fue el momento cuando la mujer se paró. Yo estaba con los auriculares puestos, pero viendo lo bella que era la seguí con la mirada, hasta que sentí el timbre. El colectivo no paró, ni hizo por hacerlo, yo me saqué los auriculares para gritarle *parada* al chofer para que se detuviera y dejara bajar a la señora, cuando el chofer dijo:

- ¿Ves? Creer o reventar, el timbre siempre suena solo a esta hora cuando paso por aquí.

Rápidamente volví la mirada a la parte de atrás del colectivo para no encontrar a nadie.

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