Esto decía el bonito del pueblo y repetía una canción que estaba de moda y decía: “Que se mueran los feos/ que se mueran los feos/ que se mueran toditos, toditos los feos/ Yo no soy tan feo/ y como nadie me quiere a mi modo/ seguro me voy a morir…”
Hasta las muchachas, que antes lo tenían como candidato a posible novio, se aburrieron de oírlo y una, que sí lo quería de verdad, un día, resentida por sus desprecios y humillaciones, le arrojó ácido en la cara.
Edgar Tarazona Angel