Todos los niños españoles son hermosos, ojos dulces, mejillas sonrosadas y graciosos en su cómico parloteo.
Todos los adolescentes españoles tienen ese toque hermoso, no importa si lo emborronan con tatuajes, piercings y su parloteo soez.
Todos los adultos españoles son altos, apuestos, que empujan impetuosos y con garbo el carrito del super, mientras su mujer parlotea por el móvil.
Pero hay un misterio que debemos dilucidar... ¿cuándo es que se convierten en esos abuelitos pequeños y gordos, adiestrados para cuidar nietos y perseguir rayos de sol?