Un día un aroma particular me acerco hasta algún lugar.
Allí estabas para mi sorpresa, tan igual de aura como en la adolescencia.
Yo te miraba incrédula y
En una fugaz actitud de omnipotencia,
Dibuje mi futuro anudado al tuyo y a tus besos
Jamás habría imaginado tal favor del universo,
Nos dimos el uno al otro para curarnos de lo adverso…
Que te juro de rodillas, mas si alguna vez trate de escaparme;
Solo fue para preservar en mi ideario, ese perfume perfecto,
esos encuentros desiertos en medio de una jungla…
Que luego tu fragancia impregnada en la almohada por las mañanas,
Mas que aroma fue, es y sera un remedio.
Tu olor me hablo de amor eterno cuando cruce la puerta y
saberlo así, me fue envolviendo; en este un mágico cuento que andamos de a poco escribiendo
Me basta con mirar solo un tiempo atrás de este hoy y recordar…
Mis ojos llovían con gran asiduidad
Que pena inconmensurable para recordar…
Sumía carcelera la incredulidad mis días
Cuanta pobreza de esperanza,
Cuanta desolación al andar…
El que prometió nunca cumplió
Como alguien raudamente vino, se marcho
Y mis huesos meciéndose infértiles hacia ningún lugar…
Así fue que apareciste para decidirte y dejarme decidir...
Si, decidí masacrar la infelicidad, aceptar la invitación
Para vivir plenamente bajo tu manto de tu amor.
Pasaron diecisiete mil doscientas ochenta horas
o…
setecientos veinte días o…
dos años, ¡qué sé yo!
Cada fracción de ese tiempo estuvo repleta…
Colmados ambos de sorpresas,
Límpidos sentimientos
Felicidad que haremos perpetua.
Tan solo quería explicártelo,
¿Sabrás disculpar si me enmaraño en palabras?
Tu magia ha surtido su efecto en mi vida
Te lo agradezco…
Te juro mi mas sincero amor y respeto.