Iba a disolverme entre lluvia y ventana
Para besar los labios de tantos lamentos,
Los que se mecían entre cortinas blancas,
Los que toman la muerte con gracia y silencio,
Y leer después que yo mismo me mataba
Cada vez que congelaba la voz de un trueno;
Llueve y juro que por aquí huele a muerte,
Busca desempolvar la tumba de una mirada,
La que me dio su veneno fría y sonriente;
Busca en mis noches el calor de la magia
Y en soledad burlarse de mí inocente,
Sin saber que su dolor es mi esperanza
Matar a la muerte dentro de la muerte.
La luz de mi cuarto: improvisado portal,
La ventana que mi amargura nunca abrió.
La vida era antes un verbo por impostar
Hasta que una risa le trajo aquí el Sol,
Pero fue un sueño que nunca me miró
Pero fue el tiempo que me marchitó,
Sólo a mí, al soslayar la emoción.
Iba a petrificar el canto de viejas heridas
Para creer como nube que nada pasó,
Y vivir y llorar por la miel de la mentira
Disuelta en la sangre de mi corazón
Confabulándose con Cien Espinas
De la misma Flor.
*
¡Cómo regalé un sueño hecho esquirlas!
Cómo regalé mi vida al paso de un Ángel
Que llevó en su cuerpo una carta suicida
Al volar sobre mi sin ni siquiera mirarme,
En la lluvia que cayó resumiendo alegrías
Como ser el agua después de besarte.
El infierno es de lo que me perdí: la luna.
Un día rodó bordando toda mi cintura,
La desnudé y su piel quedó oscura,
La vi por la ventana brillando tumbas
La perdí en la noche de la primer duda
Sembrando para mí flores mustias,
Que se escapan de mi primer pecado, la lluvia,
Que me hacen el amor y luego se burlan.
Hoy clavo en la tierra la cruz del olvido
Con el primer cielo jurándome venganza
Con esqueletos mañana mis amigos
En la fiesta de otras nostalgias,
Y me disuelvo al escurrirse tranquilo
El único aguacero que me hizo falta
Para soñar muerto mientras sonrío
Entre horas solitarias.