Aveces veo gente pasar los 50 años y teniendo que empezar de nuevo en su vida, parece como si la vida sería eterna para algunas personas, me sorprendo a mis mismo en mis escritos pensando en que no hace falta conseguir algo significativo en la vida, sino más bien ser felices con el tiempo que nos queda.
Siempre me sentí atraigo a los signos, a las señales que nos da la vida y nos enseña a crear un nuevo destino, todos somos testigos de ellas y todos los días.
No hace falta que lleguemos a puntos extremos para darnos cuenta que la vida es mucho más que acumular cosas materiales y tratar de levantarse en una escala social que a todas luces no es más que una vil mentira.
Aveces pienso que seguimos pensando como generaciones anteriores, que una persona podría revivir hoy después de 100 años y podría en un solo día ponerse al corriente de los pensamientos, nuestros genes y nuestra identidad como latinoamericanos, está marcada a fuego en nuestros corazones.
Siempre fui de la filosofía que todos somos uno, pero nunca lo había entendido de una forma significativa, sino más bien lo entendía como una utopía que algunos líderes quisieran inculcar al fin de ser más reconocidos.
Pero ahora que atravieso el camino del conocimiento descubro por casualidad que nuestros inconscientes son iguales, nuestros inconscientes viven las mismas cosas, sueñan los mismos sueños, son capaces de compartir la misma dimensión de la existencia.
Nos hicieron creer que debíamos estar todos contra todos, que Argentinos debían estar enfrentados con Chilenos, con Paraguayos, Y Brasileros por absurdas disputas deportivas, pero en el fondo todos somos uno, cuando algún problema repercute en algún país vecino es directa y indirectamente responsable de nuestro destino futuro.
Porque no existe la hegemonía dentro un continente, no pueden auto abastecerse sin la ayuda de nuestros países hermanos.
Nos hacen creer que somos diferentes, pero en el fondo somos más hermanos que nunca y en el futuro esto será más evidente.
No se puede mirar el pasado en el presente, es imposible que veamos la línea de tiempo tomando dimensión hoy, de los hechos que a diario nos ocurre como nación.
Pero tenemos que aprender del pasado, porque en él está la pregunta que resultara ser la respuesta de nuestro presente.
Las personas que han vivido en los tiempos de antaño, no eran muy diferentes a nosotros, en nosotros están sus genes y eso no se pierde en generaciones venideras sino más bien, se fortalecen con el correr del tiempo.
Aveces la vida tiene una forma tan absurda de enseñarnos lecciones que muchas veces lo que no hemos aprendido, lo volverá a repetir con más grandilocuencia.
Ojalá que el futuro nos encuentre unidos a todos los latinos, desde México hasta el estrecho de Magallanes y no olvidarnos nunca que no es lo que creemos hoy, sino cómo cambiaremos nuestras conciencias y esto será un triunfo en el mundo.
Fragmento … Por una Latinoamérica Unida
Andrés Lacrosse