Muchos se habrán mofado de mi romántica visión del mundo y de la vida. Más se habrán reído de mis desgracias y el optimismo con que existo. Unos tantos se habrán ofuscado sin comprender que entre reaccionaria y pasiva elijo no devolver el desamor que me atinan. Hoy ya me quedan pocos imposibles, sigo trabajando. Hoy ya no me enojo, acaso puedo pedirle peras al olmo? Hoy ya la tristeza en mí no existe a causa de la soledad. Acaso al lecho de mí muerte alguien me podría acompañar? Yo imperfecta, desordenada, torpe, inconstante y también dejada; con más sonrisas dónde cualquiera pondría llanto, con menos amor que mañana. Me entienden a dónde voy?