- Pongan atención amigos y amables pasajeros, no es mi intención quitarles su tiempo más el ímpetu me obliga a detenerlos en esta estación de Pino Suarez, para narrarles está historia, este escrito que quiere llamarse poema:
Dentro de la hora el sol me acompaña,
ignorando en las campanas deshonrosa falta,
alejándome de la luz amada;
zarzuela fecunda puesta en la mesa.
Repitiendo al suelo
esos pasos ajenos,
bailando en los salones
oropeleros por manos perdidas;
ledo de un lugar a otro,
levantando la vista en busca de balcones
abiertos para alguien,
raudo, ávido de respuestas.
Zumbando en la mente aquellas voces desconocidas;
notoriedad en sus palabras,
desencadenando la risa;
¡ignora sus frases!;
buena alegría el reír,
empezando de nuevo por el saludo,
la cortesía y el sentimiento.
El poeta perdía el poco público reunido…
- Gracias a los que han permanecido.
Los pasillos volvían a aglomerarse, habían llegado nuevos pasajeros…
Empezare de nuevo esperando mejorar.
Volvía a subirse en el pequeño banquillo y empezaba a recitar…
He amado con las palabras aprendidas,
de mi nacimiento recordadas;
llevado por caminos
encontrados en el mismo sendero.
A lo lejos te observó
yendo por otro rumbo;
te pregunto el destino
recibiendo el silencio.
Y cuando extiendo la mano,
La brisa del viento….