Este monólogo lo escribí para ser representado en escena por Carmen Dora Espinosa.
Hace ya unas dos o tres décadas que se acabó eso de que “Hasta que la muerte los separe”, hoy, parece que el asunto se va por otro lado: “Hasta que la otra o el otro los separe” porque el problema no es solo de los caballeros, que también las mujeres se encaprichan con un tonto y acaban hasta con el nido de la perra, como se dice popularmente. La epístola de San Pablo, que se lee tanto en la ceremonia religiosa como en el matrimonio civil, recalca la eternidad del lazo matrimonial pero ahora eso ya no importa.
Igual que con casamiento de por medio, la mayoría de parejas viven en unión libre y eso significa que se unieron porque así lo quisieron y por lo mismo pueden separase cuando les venga en gana. Antes este tipo de uniones llevaban los poco atractivos nombres de concubinato o amancebamiento y la pareja era tildada de amancebados. No se referían a la mujer como la pareja de sino la moza o esa tal por cual que vive con fulano. Pero no, es unión libre con libertad de todo. Para colmo se inventaron una figura que permite mayor promiscuidad y es lo de Amigos con derechos, que es, ni más ni menos, la posibilidad de salir con quien me guste, tener todo tipo de relaciones y regresar donde mi pareja permanente como si nada.
Los abuelos se casaban y se soportaban eternamente, una mujer separada era presa para los hombres del pueblo que estaban convencidos de que era una mujer fácil y le caían como las moscas a la miel o, como decía un amigo, como las moscas a la mierda fresca. La gran mayoría se casaba por lo católico y los pocos matrimonios civiles eran mal vistos, hasta los padres de ambos hasta les retiraban el saludo porque, consideraban, que esto era una burla al sacramento y que no valía como matrimonio. Pasó bastante tiempo para que nuestra sociedad aceptara el civil como matrimonio decente y válido, así no sea ante los ojos de Dios por lo menos ante la sociedad moralista y pendeja.
Gran cantidad de parejas se eternizaban por el miedo al Que dirán, y simulaban quererse y hasta ser felices ante los ojos de los demás pero de puertas para adentro, como se dice, ni se hablaban, que pendejada si en esta vida todo se sabe y sus hijos, uno de los familiares o la amiga chismosa regaban el chisme de la verdadera situación de la pareja pendeja que dormía en habitaciones separadas y no tenían nada en común. Bueno, si había divorcio del matrimonio católico, pero el trámite debía hacerse directamente en Roma y en el Vaticano, duraba muchos años y, cuando por fin llegaba el fallo, ya ni se acordaban para que se querían separar o alguno de los dos estaba muerto. La unión civil si no tenía divorcio. Se casaban para “siempre”.
Pero como siempre ocurre hay muchas personas que se pasan las normas y las leyes por la faja, o mejor dicho les importa un soberano culo, lo que llaman hoy en día el meimportaculismo, fueron y son esos y esas que simplemente se van de la casa y punto y cuando su pareja se da cuenta ya no queda ni el olor. Hoy se ve mucho entre los jóvenes que se meten debajo de un techo a darle parejo a tener sexo, por no decir que ha culiar, y cuando la muchacha resulta embarazada el joven levanta vuelo y hasta esta fecha no se sabe dónde anda. Hasta los padres le ayudan a esconderse para que no responda por sus actos.
Siempre la que resulta pagando los platos rotos es la mamá de uno de los dos pendejos, por lo general la madre de la chica irresponsable que resulta graduada de abuela cuando menos lo pensaba. En mi época eso ocasionaba que el papá se emberracaba y gritaba y desheredaba a la muchacha pero, meses después, cuando el bebe decía agu agu, se convertía en abuelo feliz y se olvidaba de todas sus maldiciones. Muchas se aquietaban y conseguían trabajo, pero a otras les quedaba gustando y repetían la hazaña varias veces. Conozco una con cinco hijos de hombres diferentes y con orgullo dice que es una madre responsable porque a cada hijo le tiene su propio padre… que descarada.
Otro detalle es el embarazo de adolescentes. Cuando yo estaba en bachillerato una niña se embarazaba y era noticia para todo el pueblo; le cancelaban la matrícula en el colegio y en su casa la vida se le volvia insufrible. Si el papá era muy bravo la echaba para la calle y la pobre acudía a los familiares que la recibían con muchas condiciones y regaño diario por bruta y puta, así se las trataba. Después salió una ley que ordenaba a los colegios facilitar el estudio de la embarazada pero sin portar el uniforme ni asistir a clases. Eso a la larga le dio motivos a un poco de vagas que se embarazaban para no asistir a clases y las profesoras con su solidaridad femenina les daban trabajos fáciles para que no perdieran el año… y ahí fue cuando Colombia se llenó de adolescentes embarazadas que abundan por todas partes y abuelos pendejos que se llenan de nietos no deseados pero con su ternura infantil se les meten en el corazón y a criar se dijo.
En eso de las fiestas el cambio también es brutal, por no decir mi edad dejo constancia que para una fiesta se pedía permiso, así como lo oyen; y el permiso era con horario. Los papás casi siempre eran negativos para estas rumbas y la mamá se arriesgaba con el compromiso de que uno llegara a cierta hora para que el cucho no se diera cuenta. Había que decirle donde era el baile, con quienes, si estaba la mamá y otras personas mayores, nada de trago ni cigarrillo y si ofrecen mijita ni de fundas vaya a recibir porque su papá la huele y se arma un problema. Para mayor seguridad le encimaban a uno un hermanito, la hermanita sapa o una tía solterona que llegaba a coquetear con los amigos de uno y uno que oso tan hijuemadre. Algunas madres, para asegurarse si era cierto lo de la fiesta llegaban de sorpresa y si pillaban que había trago y algún muchacho de esos con mala fama, sacaban a la infortunada de un brazo en medio de un sermón a todo grito. Por fortuna a mi no me tocó pero si a dos de mis mejores amigas.
Como está de moda eso del Bulling o matoneo quiero decir que en mis años de colegio también existía eso pero de una manera más disimulado, por decirlo mejor, de manera más suave. Es que lo que muestran en los noticieros es un salvajismo. Lo de nosotros era como un saboteo y mamadera de gallo para hacerlo sentir achantado pero sin humillaciones ni golpes físicos ni morales. De pronto no pasábamos de apodos y bromas de mal gusto y doble sentido pero sin llegar a extremos. A una profesora si se la montamos feo; recuerdo que su nombre era Elisa y la hacíamos llorar, llegó hasta el punto de renunciar a la dirección del curso que en esa época era tercero de bachillerato y ahora es octavo. También debo reconocer que este curso era el modelo del colegio pero no por su buen comportamiento sino todo lo contrario, era el curso relajo que no querían los profesores y el rector aprovechó que al colegio llegó un profesor nuevo para heredarle estas bellezas. Pero como nada está escrito, resultó que con este profe si nos entendimos porque hablaba como nosotros y también era un teso para el relajo, Dios los cría y ellos se juntan.
Que vaina tan jodida, cuando una empieza a hablar de un tema y no tiene mucha práctica resulta hablando de todo y saliéndose del tal tema. Bueno, pero el resto de lo que he dicho no está tan desenfocado porque todo tiene que ver con lo que éramos los jóvenes de antes y lo que son ahora y descubro que no éramos tan santos como creía pero los de ahora, la mayoría, me dan un no sé que en no sé dónde. Quien dijo que alguna vez pensamos demandar al papá o a la mamá por unos correazos, o quien los gritaba impunemente y hay en estos tiempos los que les pegan. Y pongan atención que los que se comportan así con sus padres así tratan a sus parejas. Mujeres maltratadas por sus compañeros pueden estar seguras que así trataban a sus progenitores. Y hay mujeres que igual cascan a sus maridos o compañeros. Y los hijos no se salvan.
Pero volviendo de nuevo al comienzo o un poco más adelante, las parejas se conformaban para durar, si no toda la vida, por lo menos bastante tiempo y no me vayan a decir que era porque uno de los dos se aguantaba al otro. Hoy, en el momento de concertar la unión se ponen de acuerdo también en cómo se van a repartir los bienes en el momento de la separación, no joda, como dicen los costeños, no se han casado y ya están repartiendo hasta los hijos para cuando llegue el momento de separarse. Tienen hasta el descaro de acordar que días los tiene uno y que días el otro, para mi eso es como dice el refrán “ensillar antes de traer las bestias” y aquí creo que las bestias son esos dos que piensan formar un hogar y por adelantado lo van terminando.
Como esto se alargó, hay una segunda parte.
Edgar Tarazona Angel