Desde la sencillez de mi alma; sentí la necesidad de tu presencia, de oír tu voz, de sentir que estabas allí para mí, y solo el silencio me dio su compañía, sentí que era cierto que me habías abandonado, dejándome en ese mar del libre albedrío, de creer en cualquier cosa, ahogándome en tanta incertidumbre, sentirme tan vacío espiritualmente, mis pensamiento oraban por ti, por tu presencia celestial y al quedarme dormido en mi oración, dos veces oí una voz, que la confundí con la de mi descendiente mayor, y le dije que haces aquí, ve a dormir, Y al darme cuenta de que aún estaba entre dormido, tu respuesta de alivio a mis oraciones fue el decirme, aquí estoy, aquí estoy, y me desperté sintiendo alivio y alegría en mi corazón, al saber que estabas allí, y siempre has estado allí para mí, aunque no pueda verte, y solo eso, es lo que más importa, la voz de tu presencia. La que calma mis angustia, en tiempos de tanta soledad, gracias Dios por estar siempre allí, para mí con tu silente compañía.
R.A.R / 2021.