Sinceramente que el apoyo y protección a la Mujer sí es verdad que está muy mal enfocado. Sirve para todo menos para ampararla frente al abuso de la sociedad. El apoyo y protección a la Mujer se ha basado en evidenciar como debilidades las condiciones propias de su naturaleza, tal y como si se tratara de una creación imperfecta, por lo tanto, indeseable.
Cada día se inventan toda una serie de leyes y de normas que pretenden conceder privilegios y derechos a la Mujer y que lo único que consiguen es convertirla en un ser frágil que requiere de una legislación especial, como si se tratara del Ser más indefenso de la sociedad. Todo esto tan solo es cortarle las ramas al árbol al mismo tiempo que se alimenta la raíz al mismo.
Muestra de lo inútil y perverso que ha resultado todo ese cuento del endurecimiento de penas para castigar el feminicidio son los cuatro casos de Mujeres asesinadas por sus exparejas el pasado domingo en Colombia.
Yo soy Mujer; pienso, actúo y siento como Mujer, y estoy totalmente convencida que a la Mujer no hay que defenderla de alguien o algo ajeno a ella misma; vivo segurísima que la Mujer necesita defenderse exclusivamente de sí misma, nada más.
Pero mientras la Mujer siga esclava de sus dudas, temores y complejos de género, ella misma se está minimizando; mientras la mujer esté anclada en su picardía y su malicia respecto al instinto del varón, utilizando su gracia y su belleza física (tan atractivas como efímeras), como su máximo poder, se está manipulando a sí misma.
La situación es bien distinta para la Mujer que, consciente o inconscientemente, se da cuenta y echa mano de su insuperable fortaleza espiritual como su máximo poder y asume el control de su vida y sus circunstancias. La grandeza incalculable de la Mujer radica en eso, en ser Mujer; no necesita más, fue creada completa. Sin embargo, la primera que tiene que darse cuenta y dar cuenta de que es una mina de valores y talentos es ella misma.
También es cierto que a lo largo de la historia del Ser Humano, en todas sus épocas y culturas, el varón ha relegado a la Mujer al simple papel de figura decorativa, asignándole un “uso” determinado, utilizándola según sus instintos e intereses. Todo porque el varón ha hecho gala de su superioridad física; todo esto también permitido por la Mujer que se vio obligada y sometida por esa fortaleza física del hombre a la obediencia y a la sumisión, atrapada por el pánico y sin otra posibilidad.
Pero estos son otros tiempos; estos son nuevos tiempos, tiempos de mucha información que siguen siendo desaprovechados por la inmensa mayoría de Mujeres que continúan esperando decretos, leyes y normas, escritos en un papel donde se le asignen privilegios y derechos por su condición de Mujer, con lo cual lo único que hacen es seguirle creando toda serie de debilidades que le entorpecen su desarrollo y realización integral.
La igualdad que hoy en día se reclama y se proclama tiene que ser eso “IGUALDAD”, que no haya diferencias que desequilibren a uno u otro lado la balanza del género humano. No más derechos ni delitos de género, porque cuando se trata de un Ser Humano ya los incluye a ambos. Basta ya de tantas leyes inútiles que, a la larga, ni se aplican y cuyo único resultado es generar y propagar a la Mujer como un ser frágil con toda clase de debilidades.