No la dejes ir, y es sencillo, nunca le des motivos para hacerlo, motivos para irse.
Quiérela cada día más y más, no es difícil, por algo la escogiste, por algo estás a su lado.
Demuéstrale cada mañana el porque ella fue la afortunada, el porqué ella no sólo fue una mera casualidad, demuéstrale que ella fue la que te hizo pensar que era la diferente, dile lo que pensaste la primera vez que la viste, que sentiste cuando le dirigiste la palabra y mírala con esos ojos con los cuales aceptaste estar un corto para siempre a su lado.
Recuérdale cada tarde el tiempo que esperas para verla, todas esas ganas que tienes que aguantar para poder ver sus profundos ojos, para rozar la delicada piel de sus manos, para probar el dulzor de sus labios, recuérdale el porqué estás con ella en ese momento y no en otro lugar, recuérdale también que es lo que hay en su rostro que la hace ver mucho más bella que un mismo atardecer.
Dile por las noches que el día que pasó no hubiera sido maravilloso sin ella a tu lado, que la misma noche no se siente tan fresca sin tu vida en sus manos, que la luna no brilla sin ella contigo, que las estrellas son pocas al amor que sientes tu hacía ella, dile que esta vida no se le puede decir vida sin ella en este mundo.
Ten en cuenta que ella es la persona por la cual has esperado todo este tiempo sin siquiera saberlo, ten en cuenta que tal vez el día que no esté ahí, tal vez puedas perderte en la locura, pero fuera de ello, el tiempo se detendría en ese mismo instante.
No dejes pasar ni un sólo segundo sin hacerle ver, hacerle sentir, que lo que sientes por ella es real, que lo que pretendes hacer es sólo alargar este corto para siempre hacía el infinito.
