Las velas ya no reciben el viento, de los barcos anclados en un mar increíblemente fugaz.
Mis caminos ya no llenan de egoísmo a mis metas y reclaman uno a uno los pedazos de mi vida destruida por el tiempo.
No entiendo si las barreras del olvido son fronteras invisibles, incapaces de verse desde lejos.
¿ Acaso he sido yo tan cruelmente irresponsable para que todos se hayan ido ?
¿ Para que la soledad sea la única compañera de mis pasos ?
Tal vez solo pienso en tolerar cosas del pasado en mi mente siempre vulnerable e ingenua, que piensa que las personas se olvidan del olvido, que sobrepasan lo vulgar de lo profundo.
Casi la miro de reojo a mi soledad que se encuentra firme junto a la puerta de mi vida, impaciente por llegar a compartir momentos conmigo y no sabe de repuestas negativas.
Soledad de soledades - Andrés Lacrosse