¡Suerte tío!
Que el instinto del cazador te guíe cuando la saludes.
Que sin pensarlo la mires y se avergüence.
Que te note activo, alegre y distante.
No tengas necesidad de contemplarla, pues, si no lo haces enseguida, te aseguro que más adelante dispondrás de todo el tiempo del mundo para hacerlo.
Presta atención, mucha atención a otras cosas y poco a ella.
Que luche por ti.
Que la cueste.
Que te valore.
Que te desee.
Pues sabe que aun no te tiene y por lo tanto, tú sí a ella. Y eso la gusta.
Pero como dije, ante todo, ¡suerte tío! , pues por muchas precauciones que tomemos, es natural que el hombre se arrodille ante la mujer y esta le domine y que, cuando esto no es así, la mujer más le desee.
Es pues, la ironía más grande, que en el amor, para comer, no debas de tener hambre.
Consejo de un amigo a otro.