¿HAY REMEDIO?
Por supuesto que hay remedio. Lo primero es tener la intención de cambiar; se asemeja al Primer paso de todas las comunidades que siguen los Doce Pasos y las Doce Tradiciones. Si no hay la intención y la certeza de querer un cambio en nuestras vidas, no ocurrirá jamás el cambio que se desea. Recordemos que no hay peor enfermo que el que no se quiere curar. Entonces, para empezar a quererse lo primero es aceptar lo contrario, es decir que uno no se quiere a sí mismo, y si no se quiere uno, ¿Cómo puede esperar que lo quieran los demás?, ¿Cómo puede una persona que no se quiere a sí misma querer a otras personas?
Para todo problema existen varias soluciones. Esta puede ser una de las respuestas:
- No alimentar la baja estima. Si cada día nos repetimos esas frases re afirmativas que perpetúan el poder de los demás sobre nosotros, pues la imagen que tenemos de nosotros se va deteriorando cada vez más. Debemos pensar y actuar en contrario, es decir, reafirmando que si podemos, que si somos, que si sentimos y que podemos cambiar para mejorar.
- Buscar ayuda. Recordemos que solos no podemos. También se debe tener bien claro que la respuesta que una persona encuentra para su problema no significa que le sirva a todos los que enfrentan el mismo conflicto. Algunos buscan ayuda profesional en psicólogos, psiquiatras, trabajadoras sociales. Muchos se refugian en la religión, esto lleva a que en la búsqueda de respuestas se cambie de creencia religiosa. Y ocurre también que en la nueva iglesia tampoco se encuentre la solución, esto desencadena nueva preguntas sin respuesta.
- La FE, definitivamente Dios es ese [[Poder Superior]] que puede ayudarnos en todo lo que pensemos hacer y cambiar. Pero, también está la fe en nosotros mismos, cuando dudamos de nuestra capacidad de resolver dilemas, es inútil el esfuerzo que gastamos tratando de cambiar porque, desde antes de intentarlo ya pensamos en la derrota. Entonces, con el convencimiento de que deseamos con toda el alma superar los miedos y salir de esa dolorosa situación que nos asfixia, damos el siguiente paso: ponernos en manos de un Poder superior que nos ama.
Sé que el tema es muy extenso y se necesitarían muchas horas para exponerlo en su totalidad. Por ahora dejo en este punto y espero que mis palabras sean de alguna utilidad.
Edgar