que no entiendes
ni media palabra,
cuchicheos a tu alrededor
reproches en sus miradas.
Tu mano excitada
buscando el calor
debajo de sus faldas,
acaricias sus pechos
bañándote en sus sexos
humedeciéndose tu braga.
Idealizas sus cuerpos
esos cuerpos de nácar,
vieja amiga del alma!
¡Quién podrá poseerte
en tu urna de plata!.
Buceas en tu ego
implorando respuestas a tus plegarias,
aparentas lo que no eres
ocultándote tras una carátula.
Buscas en las calles
la pasión de una noche desesperada
derrochando ternura en sus bocas
suplicando misericordia en tu piel,
¡Ay amiga,
vieja amiga del alma!
¡Nunca pienses
que te equivocaste al nacer!.
Leves crujidos de tacones
alejándose en la oscuridad
breve perfume al aire
olvidando tu cualidad.
Y como cada noche en tu lecho
lloras con tu soledad
negando tu cuerpo
lubricándote tus dedos
maldiciendo tu personalidad.
¡Ay amiga,
mi vieja amiga del alma!
¿Quién te amará?...