En olvido sonó la canción que marchitó un buen atardecer
uno de los que se miró sobre mi vida y creyó verse en un papel,
era una nota que decía “si me besas, ya nunca podrás retroceder
porque en mis labios está la nostalgia amante de tu ser
para que te falte algo si te marchas”.
Y en uno de los momentos a olvidar, de tantos,
estuve a punto de desdibujar
el único eco que me hacía temblar
por llegar hasta mi sangre.
*
Pero quise verme abrazar, promesas repitiendo naufragar,
quise desempolvar el viento con tantas cartas sin terminar
aunque todas quieran volar, a donde yo nunca pude llegar,
a donde la lluvia se negó a caer por un beso muerto en soledad;
y en el olvido ya nada existirá, me sobra recordar
porque el tiempo nunca para, porque quiero mi oscuridad.
*
Después de un siglo entendí que mi reflejo era igual a la nada,
después de un siglo una ilusión se tatuó que también me amaba
y sus ojos eran de la noche que se soñó inmortal sobre mi cama,
fueron los que nunca compartían aquellas y tantas ganas
de amar con el pecado a una palabra.
*
Pero quise verme abrazar, promesas repitiendo naufragar,
quise desempolvar el viento con tantas cartas sin terminar
aunque todas quieran volar, a donde yo nunca pude llegar,
a donde la lluvia se negó a caer por un beso muerto en soledad;
y en el olvido ya nada existe más, ya sobra recordar
porque la herida ya no sangra, porque vivo mi oscuridad.
*
Después de un siglo entendí que mi reflejo era igual a la nada,
después de un siglo me encuentro con una ilusión de ojos esquivos
aunque también me amara.