Algún día crearé poesía
las palabras manarán de mi pluma,
serán saetas certeras en el corazón,
avivarán el fuego de la casa vacía,
quitarán del alma sombras y bruma.
Palpitará bajo mi mano el papel.
Las letras emergerán una a una
plasmando palabras, rimando, versando
construyendo una poética torre de Babel
que contenga en si misma la luz de la luna
los sueños, el amor, lo mejor de este mundo.
Podré gritar que he logrado la mejor poesía.
Hablará de derrota, de lluvia fina y aromáticas rosas
de ilusiones nuevas, de fe, esperanza...ambrosía.
¡Ah! El mejor poema. Aquel que se lee y se goza...
* * * * * * * * * * * *
Levanto la vista y mis ojos te encuentran:
fuerte y desvalida, tan ajena y tan mía
llevando en ti misma el universo entero
el oro que extrae el minero del suelo
y que cae en cascada sobre tus hombros de niña,
ese cielo que ha quedado atrapado en tus ojos
las cerezas más dulces son tus labios rojos.
Entonces comprendo que poesía es miel,
un remanso de paz en plena tormenta
una obra maestra que crispa la piel
huele a flores frescas, a travesura y a menta.
Es una estrella que brilla en plena alborada
el trigo dorado que el sol ilumina,
la visión perfecta de la persona amada
es inmensa, pura, inquebrantable...divina.
¡Necia! -me digo a mi misma- ¡Tonta y loca!
tenía ya conmigo los mejores versos
quellos que al corazón estremece y toca
los que bordé con desvelos y besos.
He creado ya la anhelada poesía
¡Hace tiempo que es solo mía!
Me llena de gozo, de risas, de anhelos
y me hace elevar la mirada a los cielos.
Por eso aquí dejo pluma y papel
las palabras hermosas y el oropel
rompo el silencio y la quietud
para mostrarle a todos mi mejor poema...
Y ese, hija: eres tú.
Elena Ortiz Muñiz