Cada vez que conté otros poros
con el autómata placer viciado,
emergía caótica la presbicia
de aquella búsqueda de moldes
Todos los recuerdos en horda
verificaron el catafalco
en honor a tus roces.
En esa orgía de esfuerzos
nunca quedó desapercibido
nuestro lecho memorizado.
Las efemérides fueron más legibles
y el dúctil deseo obligado
arrastró mi voluntad visible
al vértigo de tu piel de voces.