y caerán fulgentes las estrellas,
abrazando los compases de mi sol,
en canto alegre será el cáliz en la flor.
Hoy, perene mintero que no callas,
siento las venas en embates,
paciente es el zumbido de un aire,
mas clamorosa la diáfana escritura.
El derredor se colma de desdichas,
y desciende del umbral,
como halcón deseoso de abatir,
el estentóreo tormento de la desesperanza.
para cegar al más ciego,
con harapos y sin llanto,
dormiré en el destierro del olvido.
Broncíneo semblante, meluvios aromas,
mar de sueños, manecitas arrugadas,
en la hoguera serían
las caracolas adoloridas.
Los latidos callan, piel púrpura,
desenfrenado verdugo,
que acometes magnánimo,
los colores tristes de tu mofa.
Olores de la escoria ensangrentada,
que acechan el alma insípida,
yace cohesionado por la discordia,
yace atormentada de dolor.
Mas caminaré en el ocaso,
mas caerá en el último suspiro,
con harapos y sin llanto
dormiré en el destierro del olvido.