Quiero gritar, debo callar;
quiero llorar, debo reír;
quiero pintar, debo cantar,
quiero saberme amada, deseada,
debo ser ignorada;
quiere agitarse el corazón,
debo reprimir esta emoción.
Quiero huir, debo seguir aquí,
atrapada en este cuerpo
y esta mente confundida,
viendo pasar los segundos,
los minutos y los días,
sin que exista frustración
como pudiera pensarse, pues…
entre el querer y el deber
no existe gran diferencia,
sólo debo comprender,
asimilar, discernir,
que el querer debe esperar
y el deber debo cumplir.
9/septiembre/2003
Marina Trujillo Layún