¡ Ay madrugada despierta
de luna grande escarlata ¡
Enardecen los luceros,
las azucenas se apagan.
Los lirios del rio bajando
al verde plañir del agua;
porque ha muerto Federico,
el poeta de Granada.
Fusileros de aguardiente
entre la frente se clava
peces con luces de vidrio
bajo los ojos del agua
la luna mira a los niños,
la luna llora y se apaga;
y los luceros del alba,
vestidos de banderillas,
de rosa, oro y escarcha;
alumbran a las estrellas
en el llanto de las fraguas.
Porque ha muerto Federico,
está de luto Granada.
Entre la sal y el jengibre,
del albaicín a la alhambra,
van los gitanos descalzos
con un nardo de esperanza
gritando entre los sollozos
tu muerte desconsolada.
¡Ay, Federico García ¡
La pena negra se jacta
de descargas de fusiles
la madrugada borracha.
Con tus manos de aceitunas
y tu vientre de esmeralda;
rodando estás por el suelo
de la Vega de Granada.
Tu sangre de limonero
vertiendo la vega baja
cubriéndose de amapolas
un silencio de mortaja.
¿Dónde tu flor de corpiño?
¿Dónde tu fuente dorada?
¿Dónde los rizos vacíos
de los destellos del agua?
¿Dónde Mariana Pineda?
¿Dónde el lucero del alba?
¿Dónde Antoñito el Camborio?
¿Dónde tu prieta navaja?
Parad el tropel de luto
que está la noche cerrada.
Ya oscurece, el cielo turbio,
las heridas se desangran
¡Ay, Federico García ¡
Tu cara verde gitana
se besa con las estrellas
al filo de la mañana.
porque ha muerto Federico,
el poeta de Granada.
F. Gallego