Viste el cielo fúnebre
Con llantos y lamentos se envuelve
Las rosas blancas
Que se estancan en la cúspide de su tiempo
Y… en su despedida cumbre
En un guiño sombrío
Los sueños en el olvido se cubren.
Saltan al regocijo mismo, de una satisfacción indefinida
Propicia de los cuellos blancos
Y negras túnicas
Lustre cuero, lluvia a la medida
Crujido de madera de abeto
Que la voluntad sin esperanza levanta
Y en palabras de gritos
Rezos, ovacionan en su templanza
El final de sus días
Se celebra bajo sus penas.
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