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Hay tanta sal
y océano en los ojos,
que el mundo sigue.
SANTOAMOR

Su naufragio comenzaba
en la naranja dura del día,
el horizonte a ver; su apellido.

Lleno de alas cortas
al hombrecito gris
no le alcanzaba el vuelo.

No importaba el desprecio,
oler a cartón y plásticos,
el era el héroe de sus hijos.

Era necesario atardecer
y llevarle a su generación,
el bálsamo a la mesa.

Siempre abortaba
en cada avenida abierta,
esas penurias de sus ojos.

Fruto de ese esfuerzo,
abrazo del sol en los suyos.

SANTOAMOR

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