Jugaba Carlitos
Haciendo positos
Y el bello Castillo crecía.
La arena mojada
Sus uñas llenaba
Y el agua hasta allí se filtraba.
La hermana pequeña
Callada observaba
La forma que allí aparecía.
Y el tacto fue extraño
Sorpresa y espanto
De piel que yacía morada.
No tenia pelo
Aun fresca lucía
Un torso, tal vez una nalga.
Que diablos sería
Que tan mal olía
Lo cierto es que estaba en la zanja.
Carlitos entonces
Tapó el hondo hueco
Y pidió a su hermana que callara.
Y juntos rompieron
Castillo y momento
De angustia y tensión bien marcada.
“La cuesca” sería
el nombre que tendría
para así seguir ocultando
el horrible hallazgo
que un día jugando
los niños vieron enterrado.
Y allá en Pajas Blancas
La arena tan suave
Aun guarda el secreto que nunca…
...a nadie contaron
y se desvelaron
por sentir la muerte rondando.