Hubo un punto de partida,
tres tristes acordes
Y luego sus cuerdas reventaron
Hinchadas de ruidos
Misteriosos
Y música
Siempre música.
Luego el universo
Se vino, y nos teñimos
De mundo.
Luego fuimos
(muchos los que)
luego amamos
(cenizas y sepulcros y suspiros)
aunque siempre música y más suspiros
sobre la nuca del mundo,
sendero de las cuerdas partidas,
que amanece turbio
en un punto de partida.
La guitarra latiente
le arranca días a mi vida
que veo flotar en panteones del cielo.
Pero está ahí, sigue ahí
llena de polillas
la guitarra meciendo mis pasos
y me volteo
para ver si me sigo cuando por fin me encuentro
me digo que quizás
después de todo,
esto de la música sea
una cuestión peligrosa.