dormí, y solo latieron los ojos de mi alma,
extrañada le susurré a mi karma,
el silencio se adueñó de la nada.
La nada donde suspiran los que penan,
mentes incansables que vagan,
me desperté, escalofríos que se desplazan,
crujidos ilimitables que desesperan.
Me desperté, me apagué,
aromas enrarecidos en el aire,
dónde está lo que amé,
a dónde se fue lo que deseé.
Carcajadas de mi ego me reclaman,
me recuerdan que estoy en otro firmamento,
en este mundo los que me añoran,
en mi plano los que me amarran.
Me iluminé entre los no vivos,
ánimas que se agitan y permanecen quietas,
me desperté y no estaba despierta,
me desperté y estaba muerta.