Son las once de la noche
afuera está lloviendo
la lluvia trae extraños cantos de otrora
mis oídos se engolosinan con ellos
y al fin
esos mismos cantos
inundan mi corazón.
¿De que hablan esos extraños cantos?
¿Acaso me arrullaron de niño?
¿Los cantaba mi madre o mi abuela?
¿Qué hada madrina los cantó al borde de mi cuna?
No lo sé
pero ellos hace tiempo me acompañan
me siguen por los campos
entre las páginas de los libros que leo
o en aquellas mujeres
cuyos ojos se cierran
cuando las beso...
Son las once de la noche
y yo como el noctámbulo de siempre
recuerdo esos cantos
esos besos
esas manos que me acarician
y esos ojos que me desnudan en la noche
tal como lo sintiera
muchos años atrás...
Son esos cantos los de siempre
son esos ojos los de siempre
son esos besos los de siempre
repitiéndose eternamente
como la tortura de quien opta
por ser noctámbulo
por siempre.